La piedad misma no escapa a la acción de este pernicioso principio naturalista; la convierte en pietismo, es decir, en una parodia de la verdadera piedad, como se ve dolorosamente en las prácticas piadosas de tantas personas que buscan en sus devociones sólo las emociones sentimentales de las que ellos mismos pueden ser fuente. Son devotos de sí mismos, adoran sus propios pequeños sentimientos y ofrecen incienso a los ídolos tallados a su propia imagen. Esto es simplemente sensualismo espiritual y nada más.
Por eso es que la catolicidad de un gran número de personas en nuestro tiempo es una catolicidad liberal, o más bien, una falsa catolicidad. Realmente no es catolicismo, sino mero naturalismo, un puro racionalismo; es, en una palabra, paganismo disfrazado de formas católicas y usando lenguaje católico.
Félix Sardá y Salvany, versión en inglés de El liberalismo es pecado (Liberalism Is a Sin, 1899), Rockford: TAN, 1993, págs. 36-37.